Aprender

Ana me ha dicho algunas cosas que me han hecho pensar en estos días atrás. Probablemente se debe a que está emocionada por el paso que va a dar dentro de poco (yo no). Eso me ha hecho recordar algunos aspectos que me definen. Me gustaría compartir ese texto de nuevo con ella. No recuerdo haberlo puesto anteriormente en el bog, así que de nuevo lo vuelvo a poner.
EN MI CORTA existencia he aprendido unas pocas cosas. Por el trabajo de mi padre he tenido que vivir cada pocos años en sitios diferentes. La experiencia de un niño que tiene que volver a hacer amigos, acostumbrarse a que otros ya no están en la vida (no teníamos internet) y volver a empezar a conocer el lugar donde uno vive te hace ver la vida de otra forma. Te enriquece porque la forma en que sociabilizan las personas depende mucho del lugar donde viven. Pero también pierdes muchas cosas. En mi caso, la casa de mis abuelos es el único lugar en esta tierra que ha sido una constante para mí en 33 años de vida.
Mi querida abuela intentó enseñarme muchas cosas, pero quizás por ser un niño no pude aprovecharlas en su momento. Sin embargo, mi abuelo ha sabido darme otro tipo de consejos diferentes. Uno de ellos, que durante toda la vida se aprende. De sus enseñanzas conocí que siempre se puede sacar una lección de lo que nos pasa. Intento beber de las experiencias de la vida aunque no siempre lo consiga y, muchas veces, por no intentar aprender, cometo errores. El último que he cometido no ha sido un hecho puntual, sino repetido. Mi error fue no pensar en el porqué.
La naturaleza humana parece tener implícita la condición de que no ponemos remedio hasta que casi es demasiado tarde. Son ejemplos que leemos todos los días como en las relaciones entre países, hacer más accesible el entorno a las personas con cierta discapacidad, el cambio climático… Algunas lecciones son duras, hacen daño, aunque todas son positivas. Las que no son irreversibles nos llenan de gozo porque nos enriquecen y nos hacen apreciar mejor lo que tenemos. Otras, desgraciadamente, sólo nos dejan el recuerdo. Mi abuela me dejó una huella tan fuerte como el amor que le tengo. Mi pena es no haber aprendido más de sus enseñanzas.
Mi vida larga o corta será, pero la memoria de mis seres queridos me hace que intente aprender y aprovechar mi tiempo e intentar tocarlo con la punta de mis dedos.
Publicado en La Última de EL DÍA el 28 de abril de 2007.

1 comentario

  1. O__G__

    Enhorabuena… me encanta… no dejes nunca de hacerlo también como ahora

Deja un comentario