Ciudadano Kane

La película Citizen Kane está considerada una de las mejores creaciones del cine. Nadie duda de que incorporó grandes novedades técnicas al séptimo arte. O mejor dicho, una forma inteligente de entender las innovaciones y los efectos existentes y elevarlas a un exponente no conocido previamente. Estamos hablando del año 1941.
A nadie se le escapará que análisis de fondo similar hemos visto con otras creaciones de nuestra época o relativamente recientes. La formación en otros formatos como la televisión, el agotamiento del modelo del Western (con una excepción y un remake que ha recibido sus elogios), Star Wars como el nacimiento de los efectos especiales, o el incremento de experiencias sensoriales con el 3D o la virtualización de la realidad con la excelencia de Avatar. Peso a los remakes

Secuoyas

Cuando vi el final de Ciudadano Kane, me llamó la atención ese momento en el que te enseñan la raíz de donde nació todo lo demás. Por las circunstancias, y la necesidad de crear una historia para la película, fue arrinconado, pero no olvidado, estaba ahí.

Una de las grandes diferencias entre los proyectos serios y los que son solo plástica está en el origen de las cosas. Existe un fundamento del que se origina, utilizando sus axiomas, el resto del negocio. Una fórmula matemática que sirve para calcular rankings de ajedrez se extendió, de la misma forma que Orson Welles, en otro contexto, hizo lo mismo en Ciudadano Kane.

Aplicando esta inferencia de análisis de sistemas a otros modelos podemos ver como las empresas punto com tenían hace un par de años un valor en bolsa superior a las tradicionales. O lo que es lo mismo. El social media se impone económicamente al classic media. Una de las razones es que el ecosistema social está madurando. El reinado de las redes sociales se plasmó a finales de 2010 y comienzos de 2011. Nadie duda ahora de ello.

Todo nace de una raíz, de un concepto. Como un diamante, hay que pulirlo, encontrar su esencia como brillante. Y en esto están los gigantes de la Red. En el prestigioso programa 60 minutos el periodista se dio cuenta del nivel de profundidad en el que se trataba algo tan sencillo como que un icono tuviera la representación de una ventana o no. Puede parecer una exageración, pero, en su semilla, trasmite que hasta los detalles más pequeños siguen siendo consultados por cientos de millones de personas. Hay que dar a la semilla el entorno adecuado para que se convierta en secuoya.

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