El contenido ya no es el rey

La afirmación que indica el título de este post no es contraproducente al trabajar en un grupo de comunicación como EL DÍA. Es una afirmación de una realidad que va más allá de una moda pasajera. Todo tiene que ver con la aparición de un entorno social digital democratizador y, como puntilla, los smartphone.
Una vía ordenada y sin control
Las redes sociales son un canal de comunicación que no controla nadie (excepto el dueño de la red social y por ese motivo Facebook ha creado un par de patentes que le permite dirigir la comunicación). Son autopistas de información y, sobre todo, de nuestras emociones. No tienen control. Son dinámicas, mutan su actividad en cuestión de minutos. Es el efecto viral que tan de moda está entre los que hablan de marketing. De una forma explícita o indirecta plasmamos muchísima más información de la que escribimos. El texto, la imagen, el vídeo, es solo una parte del mensaje. Se completa con otros contenidos. Por ejemplo, cuándo fue escrito, las acciones que conlleva o cómo lo utiliza el resto de personas. Indica tanto como los contenidos. Por ese motivo es tan habitual el picoteo entre los diferentes perfiles que nos rodean en una red social que la lectura de sus contenidos. Los creadores de estas páginas son conscientes de este comportamiento. Lo fomentan.

Un ejemplo práctico de la información que va más allá del contenido está en la publicidad en los vídeos de YouTube. En la mayoría de las ocasiones puedes omitirlo pasado unos segundos. Esto ha conseguido un doble efecto: las marcas tienen que esforzarse en «engancharnos» en los primeros segundos y, al mismo tiempo, si el internauta está más tiempo viendo la publicidad es porque le ha interesado el contenido. Nuestra falta de acción en el click suma como un nuevo indicador del factor de atracción que tiene el mensaje en quién lo está viendo. Y tenemos que recordar que la publicidad en los servicios de Google tiene la intencionalidad de ofrecerla al público que más pueda estar interesado en ella.

La interacción tiene la corona
Hace unos días indicaba como menos del 3% del tiempo en apps en los smartphone se dedicaba a la consulta de noticias. Sin embargo, nos sentimos más informados que nunca. La realidad es que la comunicación es algo más que el contenido que transcurre en un canal. Tiene que ver con la relación entre el emisor y el receptor. En la interacción que se genera. No tiene un control predefinido. Cada acción genera probabilidades de una respuesta. La clave en los que desarrollan estas redes sociales están en fomentar que la interacción no pare. En que estemos cada vez más tiempo «enganchados».
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Engagement, los influencers, early adopters, prescriptors… Son conceptos que se utilizan en seminarios y cursos como elementos clave en los casos de éxito en redes sociales. Son ideas que trascienden al contenido. Son actores. Es el verbo y no la palabra el que ofrece el valor añadido a quién lo disfruta. Esa acción es el conocimiento que actúa sobre el pasivo, el negocio.
Pantallas y más pantallas
Utilizar un entorno digital social en la televisión, portátil, ordenador de sobremesa, tableta o smartphone y tener la percepción de que estamos recibiendo el mismo mensaje adaptado a cada pantalla ofrece un mensaje a quién realiza esta actividad de forma diaria. Esta cornucopia de soporte indica que los contenidos son abundantes, están siempre disponibles, alguien los ofrecerá gratis. Lo importante es cómo usarlos, compartirlos, hacerlos llegar o modificarlos.
El que manda es…
Evidentemente estas reflexiones son dos caras de la misma moneda. Cada uno verá la que más esté acorde a sus prejuicios o esquemas mentales pero, como en el mundo no digital, el que manda es el cliente, el mercado. Para mí, el contenido no es el rey. Quizás nunca lo fue y lo que los medios habían olvidado es que son emisor, canal y mensaje. Tenían, y aún conservan buena parte, de tres aspectos clave de la comunicación.

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