Vivimos tiempos apasionantes en los que culturalmente nos meten con calzador una nueva forma de entender la vida: emprendimiento, digital, talento, startup… Y hay una parte que se olvidan, u omiten, los que están ganando dinero a costa de los que emprenden: disfrutar de los retos.
Unas pocas veces al año dedico mi escaso y valioso tiempo personal a quién me pide ayuda con su proyecto emprendedor. SIEMPRE he aprendido muchísimo tanto del proyecto como de otros valores que no se suelen compartir. A veces no sale como me gustaría, en otras simplemente el promotor cambia de actividad. En todas las ocasiones, aunque se trate de algo que domino o incluso conozca parte del negocio, SIEMPRE aprendo. Es un ejemplo maravilloso de lo que importa es el camino y no cada una de las metas. Nunca dejamos de andar. Escuchando al canario Juan Verde hacer una pregunta, «¿qué harás en el día más uno?» descubrí un mundo que casi nadie quiere mostrarte. Nadie, o casi, está contando que enfrentarse a la creación, ganar dinero, o convencer de una nueva forma de resolver un problema cotidiano implica enfrentarse a los retos.
Se tienen que resolver infinidad de problemas sin apenas recursos en un mundo conectado que no solo no te apoya sino que incluso hasta a la pequeña red de amigos y conocidos les cuesta darle al like cuando se comparten los pequeños pasos que se dan al trabajar en que un sueño se convierta en realidad. Probablemente ese sueño, condicionado por nuestro entorno, no es tan grande como debería de ser para tener mayores probabilidades de éxito. Es un desgaste continuo en el que la situación de descontrol es habitual. Casi todo tiene que hacerlo uno mismo, en nuestro país hay una gran cantidad de trámites que legalmente hay que cumplir, el tiempo siempre es corto y nuestros seres queridos suelen también sufrir nuestra ausencia porque el tiempo es uno de los grandes democratizadores: seas rico o pobre, tu día solo tiene 24 horas.
Situar el foco en el camino del emprendimiento
Una de las claves para superar los retos está en cambiar el foco que nos han enseñado culturalmente durante el siglo pasado y cambiar de pensar en META a pensar en CAMINO. Es lo adecuado en una sociedad cada vez más líquida en sus costumbres o en cómo consume. Es también una de las enseñanzas que se da en el emprendimiento: pivotar (básicamente significa que si no funciona, cambia algo del modelo de negocio o del producto para que alguien te lo compre). En el camino muchas veces estarás solo, te sentirás incomprendido, no sabrás que te espera tras una curva y pocas veces será en llano o cuesta abajo. Me recuerda al Camino de Santiago. Conoces dónde empiezas e intentas prepararte para lo que vas a hacer. Aunque conoces a dónde quieres llegar no se hace de una única vez, es por etapas. En cada etapa el escenario es diferente aunque al final se tiene que caminar para llegar a una meta (hito). Tras superar cada hito hay que celebrarlo y en ese camino te sellan una tarjeta. También tiene que producirse un momento de reconocerse, coger fuerzas, preparar la siguiente etapa… ¿Si tanta gente quiere hacerlo y recomienda su experiencia al ser también un viaje personal porqué no nos tomamos estos retos también como un viaje personal por etapas? No todos están preparados. Un amigo me recordó esta semana que para emprender hay que ser león y no oveja. En parte tiene razón. La sensación de haber experimentado un «viaje» alucinante es la que diferencia a los emprendedores que finalmente tendrán éxito aunque no puedan continuar en un proyecto y los que quizás han elegido una forma de entender su trabajo que no es la suya.
Mis pasiones hacen que me enfrente a retos continuamente. No es un mérito, todos los hacemos. En ocasiones tengo enfrente algunos que tienen clara resolución, incluso hasta listada y detallada su ejecución, pero si no se hace nada es imposible conseguir cambiar los resultados. En otros son MUCHO MÁS DIFÍCILES porque ganar dinero en el mundo digital no es tan fácil como lo pintan. Y a pesar de ser más difícil, casi imposible, lo veo más probable porque, como conté anteriormente, se trata de andar el camino y no de llegar a una meta. Si piensas más en lo segundo que en lo primero es normal que en este siglo des pasos hacia atrás en lugar de mejorar. Insisto, la situación de confort en el desarrollo de profesional no suele ser mi estilo. ¡Nadie me mandó ser Ingeniero Informático!
Una costumbre personal
Suelo practicar al menos una de las costumbres que tienen los buenos amigos. Sin embargo, habitualmente me permito el lujo de hablar del fondo de lo que estudio, aprendo, conozco, o me cuentan. No doy los detalles pero si algún dato que me sirva de testigo porque la memoria es frágil y a lo largo de los años no utilizamos las mismas agendas o formas de organizarnos. También sirve de guiño con quién he compartido ese momento. Esta es una de estas ocasiones. Debería de practicarse más a menudo. Ya de por sí es difícil emprender en Canarias como para que no podamos contar con una red de personas que quieran ayudar a que otros desarrollen sus ideas o negocios (con cabeza).
Tengo curiosidad por saber qué pasará con la próxima ocasión. Quiero ayudar en un emprendimiento que se está llevando a cabo. Una prueba de ello es que según habíamos cerrado la fecha para hablar profundicé en conocer mejor el product+market y comprobar algunos detalles de cómo otros plantean lo que necesita . También me gustaría una de un profesional al que aprecio muchísimo y que ojalá pueda retomar.
PD: También lo hago en mis asuntos personales, como al hablar de que iba a escribir mi primer libro, Emprendedor@s de Canarias, sin decir expresamente de qué se trataba.
PD2: La imagen «Growth Hacking» la he mejorado con unos consejos del diseñador Gabriel Suárez.
PD2: La imagen «Growth Hacking» la he mejorado con unos consejos del diseñador Gabriel Suárez.
Y tú, ¿eres capaz de disfrutar con el emprendimiento?
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