'Hasta la victoria siempre'

Después de casi diez horas de vuelo en uno de los nuevos aviones Airbus 330-200 de Air Europa, me planté en Ciudad de la Habana a las 7 de la tarde del pasado lunes.

Sin dormir absolutamente nada y sin querer perderme el precioso paisaje cubano me trasladaron al hotel. Desde el amable camarero de bar, hasta los taxistas de la ciudad, pasando por las bailarinas del Tropicana, todos y cada uno de los cubanos son gente de gran simpatía, cultura, saber estar y sobre todo inteligencia.

La sanidad y la educación son entre otros la prioridad del gobierno de Fidel Castro desde que en 1959 comenzara la revolución y liberación de los cubanos del capitalismo norteamericano, cuya característica principal ha sido la invariable política de hostilidad y agresión constante que han adoptado de todas las formas posibles, desde los ataques verbales y las campañas de difamación hasta la agresión armada directa, pasando por los intentos de aislamiento político y diplomático, la promoción de sabotajes, los secuestros de aviones y embarcaciones, el fomento de bandas contrarrevolucionarias, el asesinato y los planes de atentados contra dirigentes cubanos y el bloqueo económico y comercial, que dura ya mas de 40 años.

Jamás podré olvidar la experiencia de pasear por los siete kilómetros de Malecón Habanero, disfrutar del mejor espectáculo del mundo “Tropicana” o simplemente tomarme un mojito en “La bodeguita del medio”, frecuentada muchos años por el escritor Ernest Hemingway.

Durante el viaje pude disfrutar diariamente de la mejor vista de la ciudad, ya que me alojaba en el último piso del cinco estrellas Tryp Habana Libre, uno de los hoteles españoles en Cuba perteneciente a la cadena mallorquina Sol Melía. Desde el piso 24 podía observar gran parte de la ciudad, eso si, con algo de vértigo.

El primer día que bajé a la calle, en la puerta del hotel me encontré con algo que me llamó mucho la atención; Un vehículo un tanto curioso, el “Coco taxi”. Su conductora, una chica muy simpática llamada Saleima me llevó a dar una vuelta por toda la Habana vieja en su peculiar medio de transporte y al final del recorrido, cuando el hambre y el calor empezaba a machacarme el cuerpo, me llevó a uno de los increíbles paladares, que vienen a ser algo así como restaurantes, eso si, bastante típicos y caseros. Allí es donde puedes probar la auténtica cocina cubana.

Esa misma noche, a eso de las 9 me puse un traje blanco, cojí un puro Cohiba Siglo III y me fui a un espectáculo que por su grandiosidad, lujo y colorido no había visto jamás en mi vida… Se suele decir que las personas que visitan Cuba y no van al Tropicana no han visto Cuba. Así lo hice…

Por supuesto, lo mejor del viaje fue la compañía de la persona que quiso que visitáramos Cuba. Mi mujer.

 "Hasta la victoria siempre"

0 comentarios

  1. Jorge

    Como cubano, te agradezco lo que has escrito sobre la isla.
    Un abrazo

  2. David

    Los cubanos viven también en hoteles de 5 estrellas, jajaja.
    Por eso ninguno se quiere ir del país desde que tiene la menor oportunidad.
    Por favor, por favor, por favor…

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