Google lo ha vuelto a hacer con el servicio de música de pago de Google. En España Google Play Music Premium está disponible desde hace pocas semanas. Es un paso más en su búsqueda de organizar, catalogar, y dejar al alcance de la búsqueda (o adelantarse a ella) de cualquier tipo de contenido que deseemos disfrutar.
Los límites de este servicio no son justos y en lugar de pelear contra el mercado, se adapta a su realidad:
- 20.000 canciones se pueden almacenar de forma gratuita.
- Hasta 10 dispositivos pueden utilizar Google Play Music aunque solo cuatro dispositivos podrán tener la misma cuenta de pago. Y la misma canción se puede escuchar en un único dispositivo simultáneamente.
- Por supuesto, ofrece las novedades del mercado.
- Hay un servicio de radio, al estilo Spotify.
- «Escuchar ahora» es un servicio que busca adelantarse a los gustos en función del historial que Google tenga de nuestra actividad.
En la red, lo importante es el producto. El vendedor en la Red será más económico o no, pero también forma parte de un ecosistema de negocio con el que el internauta se encuentra cómodo. Esta semana he vuelto a tener algunas charlas acaloradas con mis colegas europeos. En el fondo estamos de acuerdo en algo: internet ha hecho desaparecer los intermediarios EXCEPTO unos pocos, globales, de ámbito mundial: iTunes (Apple), Google Play, Amazon… Juegan con márgenes de beneficios muy bajos porque en primer lugar aprovechan su know-how del mercado y realizan miles de millones de operaciones que por pequeñas que sean ofrece cientos de millones de beneficios. De momento tienen un modelo de negocio válido.
Estos operadores tienen la sartén por el mango. Gracias al red obvian el soporte y además cuentan con la fórmula. Como en la radio fórmula. Aunque tengan en cuenta los gustos de su audiencia siempre pueden inclinar la balanza, a cambio de algo, para favorecer un determinado producto. Antes se llamaba publicidad. Ahora puede ser más sutil.
No se limita solo a estos grandes este cambio de la realidad. El mundo digital permite cambiar la percepción de lo que sucede en cualquier momento. Facebook muestra en cada instante diferentes entradas de la red que nos rodea, Twitter ofrece elementos destacados diferentes en función de nuestros «following». Vivimos un momento de cambio y de libertad en el que se destruyen muros pero al mismo tiempo se construyen otros que, por invisibles, son los más difíciles de derribar.