Hay datos, realidades que presentadas de forma conjunta pueden parecer contradictorias. Sin embargo, se trata más de una percepción incorrecta de la velocidad de los cambios. Sucede habitual con Facebook.
Hoy encontré una información que comentaba las posibles amenazas de Facebook. Redes sociales temáticas, orientadas a un público joven, cada una con un segmento muy específico de la población. No es realmente esto de lo que trata. Aunque es cierto que hay entornos digitales emergentes de forma continua no deberían de tener tanto potencial como la red social #1. Si observamos la siguiente gráfica se muestra que Facebookl es capaz de llegar a más gente joven que la televisión que no es de pago. Entonces, ¿dónde está el problema?
El problema está en el uso. Los jóvenes no es que borren sus cuentas en Facebook, las usan menos o abandonan si tienen otros entornos digitales (soportes) donde sociabilizar. Como ya les conté en 2010, la gran batalla por liderar internet se decide en los minutos. Al final, algunas de las redes sociales que «amenazan» según el texto que leí hoy a Facebook solo es una parte más la cebolla de Facebook que va más allá del muro. Son las miles de aplicaciones que viven en simbiosis dentro de esta red social.
El problema de Facebook no está en estos servicios digitales emergentes que no tienen el problema de perder o ceder parte del soporte porque su fin último es tener millones de potenciales clientes que acabarán pasando por caja si el servicio es bueno. El problema realmente es una extensión 2.0 del fracaso de los tradicionales medios. Para un joven Facebook es la red social «de siempre» donde, además están los mayores y ya sabemos que los jóvenes suelen tener alergia a ciertas compañías cuando están juntos. Es un problema de modelo. Y no creo que Facebook esté dispuesta ahora que está en bolsa a jugársela con experimentos.
El problema para Facebook es serio, porque en tres años en un entorno tan dinámico, todo puede cambiar. Y si no, que se lo digan a los medios y su bienio decisivo.
