Gracias

Intento volver a la normalidad tras unos días duros e intensos. Todos pasamos de una forma u otra por ello. A veces estoy tranquilo y sin quererlo, ni pensar en nada en concreto, un volcán de emociones emana de mí hasta que poco a poco vuelvo a la tranquilidad. Me da cosa por los que pasan tiempo conmigo en estos días, pero no puedo evitarlo.
Es duro, porque creo que estoy tranquilo y hoy, al entrar, ha bastado que un par de personas me lo recuerden, y cuando escribo estas líneas, para que vuelva a recordar una gran ausencia. El afecto y el apego no lo demostré lo suficiente, seguro. Pero ahí está porque así lo siento. Sé que el tiempo pasará porque nuestra naturaleza animal hace que nos tranquilicemos, nuestras propias drogas nos impiden que el dolor nos sobrepase aunque a veces no lo deseamos porque necesitamos expresarlo en soledad o en compañía de quienes queremos.
Dentro de todo, alguna sorpresa tuve, pero por mi ignorancia, porque me dicen que es bastante habitual. Cuando algunos me dicen que soy listo, o inteligente, o un genio (sobre todo quién no conoce de mi profesión) le repito lo mismo: soy tan ignorante de tantas cosas, de las importantes, de las que no se pueden tocar ni medir, que me hace gracia. Ojalá fuera sabio de lo que realmente importa. Lo que sé se aprende en libros, cualquiera puede hacerlo.
Tanto de mis íntimos de aquí como de los que están a más de 2.000kms de distancia  he recibido todo el apoyo que me podían dar, que no es poco. Y no sólo a mí, favores que agradezco. Incluso he tenido un par de llamadas que no esperaba. El tiempo lo cura todo y no hay mal que dure 100 años, pero si algunas bondades que incluso en la distancia del tiempo. Cuando hay tantas palabras buenas de los recuerdos que quedan pocos por la lejanía que da el tiempo y parte de ellos son nuevos frutos de los que se sembraron sólo me puedo quitar el sombrero.
A todos los que estuvieron y a los que no, gracias.