Los sms ya han convocado manifestaciones populares para protestar por una campaña militar, para celebrar un macrobotellón, o incluso para reventar alguna fiesta.
Estamos en los tiempos de las convocatorias virtuales por internet. Parece que la crisis hace que nos ahorremos los céntimos. Ya hemos visto como se convoca a millones de internautas para enviar correos de forma masiva a alguna dirección porque no gusta lo que están haciendo.
Hace poco me ha llegado una petición en FaceBook para que me manifieste en la plaza de Candelaria el 15 de noviembre bajo el lema “¿Por qué tenemos que pagar NOSOTROS por SU crisis?”. No son pocos los que se han apuntado para asistir, aunque no me he fijado si alguien de Tenerife lo ha hecho.
Las redes sociales no son una entelequia de filósofos. Existen, son prácticas, cada vez se usan más, e incluso definen el perfil de quién las usa. El problema de definirlas y de realizar estudios serios es que no se disponen de los datos importantes que poseen los propietarios de estas redes. Tampoco los van a dar alegremente. Es fácil incorporar amigos de la lista de contactos que tengo en mi correo electrónico, pero no es tan sencillo incorporar los que tengo en otro portal de redes sociales.
Las manifestaciones virtuales son silenciosas. Normalmente convocan sólo a decenas o centenas de personas y como no se ven en el espejo de la tele, pasan desapercibidas. Pero cuando llegan al mundo físico empiezan a convertirse peligrosas para el poder establecido. El viernes, 15 de noviembre, comprobaremos si esta manifestación es la primera de una larga lista .
