Medidas del siglo XX, realidades de inicios del siglo XXI

Ayer fue un día de claroscuros. He visto como algunos nunca habían pensado en algunas posibilidades, más cercanas y reales que otras acciones más tradicionales. También he comprobado como existe una solidaridad real y otra de boquilla. He oido un discurso acerca de ratones (serán colorados) y todo junto me deja un pensamiento interesante.
Tras la primera década de este siglo, dos guerras que afectan a tres continentes, y el mayor cambio tecnológico desde la imprenta, no hemos incorporado la realidad del día a día a la realidad de los papeles. Algunos países/organizaciones ya lo están haciendo y por lo tanto serán los primeros en tener adoptar estas ventajas y saber que les va a generar mayor beneficio. Los demás, cada vez serán menos competitivos. Con unas fronteras más débiles, menos taras para el comercio, está claro que serán más pobres.
Me comentó un amigo ayer como la Cámara le hizo una encuesta para comprobar acerca de la posibilidad de internacionalizar su empresa, o al menos acudir a mercados exteriores. Por lo visto la realidad de la empresa es que no está preparada. «Como tenemos el 20% de nuestros clientes en España…».  La empresa está en Canarias. ¿Cómo puede un informe afirmar que una empresa que factura el 80% de su trabajo fuera de este país, que ya trae divisas, decir que no está preparada? Algo falla en el informe, y por dos motivos. El primero lo han leído. El segundo es que esta empresa  aún no sabe porqué no está preparada.
Los más avispados ya estarán pensando en los motivos de esta situación concreta, pero como no tengo los datos, no puedo sacar conclusiones, salvo la del sentido común. Hay que adecuar los esfuerzos que se realicen a la realidad del mercado. Hay que tomar decisiones no en base a las previsiones presentes, sino en las estimaciones, reales, a medio plazo. Si en mi profesión hay proyectos que no se empiezan porque sabes que en 1 año no tendrá sentido, ¿por qué hacerlo en el resto? Es difícil admitirlo, pero al final la realidad se impone.

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