Hotel Gran Meliá Palacio de Isora

Tras acabar el mes de julio en el que no sólo preparé los cambios que han disfrutado en eldia.es, sino que además realicé durante casi todo el mes las actualizaciones, tuve la fortuna de que me invitaran al hotel Gran Meliá Palacio de Isora, en Alcalá. Han pasado un par de semanas y me apetece volver.
Un fin de semana en el que me quité el estrés de un mes realmente interesante en casi todos los aspectos de mi vida. Un fin de semana bien merecido.
Como lo acaban de estrenar supongo que será de interés las impresiones de alguien que lo ha visitado.
Lo más destacable del hotel son sus instalaciones, ha sido diseñado por Álvaro Sans, con un estilo neoclásico que personalmente me encanta para un lugar dónde venir a relajarse y disfrutar. Hay que reconocer que el entorno no es una maravilla de momento, así que hay que reconocer que tanto la plaza Atlántica, que domina las zonas comunes, como la mayor piscina que tiene, como su zona de recepción están hechas para estimular los sentidos con la vista, oido y olfato.

Una recepción luminosa que llama la atención según se entra empieza a orientarnos en el estilo que se repite en todo el hotel, maderas nobles, metal, cristal, luz, detalles, espacios limpios sin paredes reales, una maravilla. Aunque llegué al poco de dejar de trabajar, a los pocos minutos empezaba a dejarme llevar por el ambiente. Una nota de color la da el anochecer con velas, pétalos, agua, y piedras distribuidas de forma armoniosa por todas las zonas comunes. Me encantaría conocer que canciones ponían en la recepción para escucharlas en mi casa mientras estoy ocupado en las tareas del hogar, la verdad. La nota más anecdótica está en que te saludan con la mano en el corazón.
El acceso a las habitaciones es correcto y los pasillos de mármol están decorados con nuevos toques del estilo que acompaña al complejo. Un detalle de agradecer es que el kiosko del complejo esté justo a la salida del ala en el que me alojé. Comprar el periódico se hace más accesible 😉
La habitación en mi caso fue un regalo para la vista, a los pocos segundos empecé a dibujar una sonrisa al ver que el despertador era una estación para el iPod de Philips. Los teléfonos IP de Cisco con el nombre de la persona y un acceso directo a la atención comercial por teléfono son otro detalle de que está pensado y diseñado para hacer cómodo el cumplir los deseos de los huéspedes. Pero había que olvidarse de la tecnología y empezar el fin de semana con ganas de no hacer nada. Por cierto, como era de esperar las habitaciones cuentan con climatización, televisión plana en la pared, una zona de estar y una terraza equipada. Algo que agradecí son las luces de lectura, que no sólo estaban incrustadas, además se podía mover el foco en cualquier dirección. Lo que se ve en primer plano es un sillón. Luz ambiental encima de la cama, luces de ambiente adecuadas, decoración en madera, cuero y tela. Detalles que hacen la estancia un placer, la verdad. La cómoda en la que se encontraban los vasos para el minibar todavía olía a nueva.

El cuarto de baño también merece especial atención. No desmerece. Un gran espejo central rodeado de luces, completamente equipado en las necesidades personales, con material de Clarins (el champú me encantó, no lo conocía) y un cepillo de dientes que se puede utilizar. Aunque la bañera no tenía hidromasaje era suficientemente espaciosa para poder darse un baño con la «bomba» de sales que ofrecía el hotel. También disponía de un plato de ducha con suelo de marmol. El secador, que no usé, parecía profesional y la flor que desgraciadamente no se ve en la foto le daba un encanto a todo en el que no daban ganas de disfrutar del resto del hotel. Pero había que hacerlo.
La Plaza Atlántica es un lugar en el que poder pasar veladas con amigos inolvidables (no era mi caso). Con grandes sillones en los que poder pasar horas hablando. El agua, el acero, las luces (de noche), y la piedra convierten lo que sería un espacio yermo en un lugar realmente acojedor que en esta ocasión no disfrute. La foto no es tan buena como el sitio, probablemente el hotel tenga una mejor. Una pega fue no ver en funcionamiento las fuentes durante el día, hubieran refrescado más el ambiente.

Cocina
Aunque mi compañero Fran Belín me mire mal, no pasé por el Kalima, uno de los restaurantes, hay que pedir mesa antes, aunque me temo que hay disponibilidad en este comienzo de andadura. No hay todo incluído como empieza a ser habitual y como mucho se dispone de media pensión. Conté aproximadamente 2.000 botellas (conté menos, pero multipliqué por el número de filas y vitrinas) que acompañan a la zona de buffet creando una especie de pasillon dónde no lo hay. El acero y el cristal es la nota dominante. La cocina tiene bastante gusto en algunas cosas y en otras, francamente, es mejorable. Por ejemplo, no tenían cerveza negra.

También hay otros detalles relacionados con el servicio que son francamente mejorables en la atención al público que paga por un hotel de 5 estrellas (gran lujo). Aunque en otra ocasión tuve la suerte de contar con una atención en la mesa exquisita. Los postres, para mi gusto, aunque no están muy elaborados están buenísimos, no hay mucha variedad en la carne, los detalles y raciones ya preparadas en general merece la pena probarlas. Los platos de cuchara tenían una pinta estupenda, pero no había nadie que me atendiera, ni nadie que pasara para preguntarle y apenas tengo olfato, así que no los probé. El restaurante japonés estaba cerrado. Me han invitado, gracias a Fran, a comer por primera vez en un japonés. Algo que no tiene que ver con mi cultura es mejor que te la presente quién sabe. Otro detalle de buen gusto, había animadores para los niños como un mago o un payaso. Me sorprendió el número de familias con niños que había en el hotel.

Piscinas
En general geniales aunque faltan hamacas y el mal gusto de ocupar una, o una cama balinesa, con una toalla y no dignarse a aparecer en todo el día se repite en este hotel. En todo caso, se le pide al servicio, que para eso está. Creo que durante la estancia hubo demasiados comentarios de este estilo, porque hicieron repaso.

Algunos detalles de esos que dices chapó, de algunos empleados están en ofrecerte toallas heladas u ofrecerse a sacarte una foto mientras estás en la piscina (estuve casi todo el rato en el agua y así vine de irritado). En otras ocasiones reconozco que hace falta realizar una mejor selección del personal de un hotel de este estilo. Aunque no conocía a otros invitados, fue un comentario generalizado y en una ocasión, el centro de la conversación. Tampoco es que sea un estirado, el hotel está en rodaje, no tiene ni dos meses, creo, y aún no han acabado las instalaciones. No es lo deseable, pero entiendo que en una isla como Tenerife no es fácil dar con el personal adecuado. Tienen muy cerca el Abama y el público objetivo se parecerá. Deben de mejorar.
Aunque tienen la piscina más grande de Europa, o algo así, me lo pasé en grande en una de agua dulce, porque en algunas ocasiones estaba sólo o sólo éramos unas pocas personas, sin ruidos. La mayor, que aunque se anuncia que dispone de rituales de hidromasaje, no los vi funcionar. Las actividades en la piscina y alrededores, como el curso de cocktail hacen que el día pase demasiado rápido, ¿por qué no tendrá más de 24 horas en este hotel?

Como se puede apreciar en la foto de la piscina principal y en ésta, hay zonas en las que uno se puede sentar, o incluso acostar con apenas unos dedos de agua. Para los que le gusten las piscinas de más de dos metros de altura, esta no es la suya. O al menos no por dónde estuve. La piscina principal parece que mira al mar gracias a los cristales que hace que no se rompa la visión, otro detalle más de espacios abiertos y cuenta con algunas zonas techadas al estilo balinés. Aunque no los usé, se pueden pedir algunos juegos de mesa o de agua. En mi caso, mi ocupación fue leer unos pdfs que tenía pendientes mientras me «aclimataba» al ambiente.
Espectáculos
Como no, por la noche los tiene e incluso algunas animadoras para los niños. Muy acogedor el hotel por la noche. Mucho. La plaza tiene unos nidos cerrados, nidos colgantes y sillones con grandes cojines.
Conclusiones
No sé si se ha notado, pero en general me gustó mucho. Consiguió lo que necesitaba después de un mes movidito. La gran pega que tiene ahora mismo es el servicio, algunos comentarios estaban de más, quizás les obligan a hacer chistes continuamente. Probablemente más de un huesped se sintió incómodo por lo que pude ver. También me pareció mal que quería disfrutar del circuito termal del SPA y una relaciones públicas, que se me presentó dos veces no sabía si estaba en funcionamiento. Entiendo que no lo sepa, pero lo mínimo es que se ofrezca a informarse para decírmelo. Eso es servicio. Eso es «gran lujo». Desgraciadamente el día que me iba vi como si estaba funcionando, así que no sé que pensar. A otros huespédes les pasó algo parecido con la cama balinesa que era privativa de su habitación y el servicio de habitaciones lo desconocía. Afortunadamente las personas que van a estos sitios, en general, son lo suficientemente amables y educadas como para pasar por alto estos pequeños inconvenientes. Al que le gusten los hoteles de 5 estrellas, especialmente los de capital o grandes ciudades, igual les merece la pena esperar unos meses hasta que todo el personal esté rodado. Al resto de mortales, les encantará.
PD: Como es de bien nacido ser agradecido, a quién me invitó, gracias, muchas gracias.
PDD: Estos comentarios que he hecho son totalmente personales. No me invitó el hotel, ni la cadena.